
«Que el silencio de José, hombre justo (cf. Mt 1, 19), y el ejemplo de María, que conservaba todo en su corazón (cf. Lc 2, 51), nos hagan entrar en el misterio pleno de fe y de humanidad de la Sagrada Familia».
A la Sagrada Familia encomendamos muy especialmente la protección de nuestra Familia Religiosa en todo el mundo y de todos aquellos que comparten con nosotros los bienes y las cruces que Dios nos concede para nuestra santificación.
Que Dios los bendiga.
Deja una respuesta