
El domingo pasado hemos celebrado la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo.
Gracias a Dios, hemos podido solemnizar tanto la ceremonia como la procesión con el Santísimo Sacramento.

Se prepararon 3 los altares en los cuales se impartió la bendición con el Santísimo:
El de Gozo: » Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros».
Aquí comienza la obra de la redención. Desde la Anunciación hasta el Nacimiento, Nuestro Señor comenzó, en la intimidad del seno de la Santísima Virgen María, a preparar el Gran acto de Amor, «dar la vida por los amigos».


El de Pasión: «Cuerpo entregado y Sangre derramada».
En él recordamos como Cristo pagó por nuestros pecados, nos entregó su Sacratísimo Corazón y que de su costado abierto nació la Iglesia.


El de Gloria: «Prenda de la Gloria Futura».
Muchas veces hemos escuchado en la Santa Misa: «Pan de vida eterna y Caliz de eterna salvación». ¡Cuánto necesitamos profundizar en estas palabras! Cristo nos da de comer su Carne y beber su Sangre para que gustemos de la Gloria que nos tiene preparada. Este es el momento para hacer actos concordes a lo que Nuestro Señor Jesucristo quiere: «convertíos y creed en el evangelio».


Pidamos a Dios Padre, Justo y Misericordioso; a Dios Hijo, Rey y Señor de todo; y a Dios Espiritu Santo, Consolador y Abogado; que nos colme con su Gracia al contemplar este pequeño acto de piedad y adoración.
AGRADECIDOS por el Envío. LAMENTAMOS, NO HABER ESTADO. NOS UNIMOS a posteriori. Creemos que, por Gracia, nos han llegado las Gracias impartidas.
Un gran abrazo.
Rafael Cirilo y marina, T.O. Tenerife.
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