NOVENA EN HONOR AL LUCERO DE ROMA, GRANDE SOL DE OCCIDENTE Y PATRIARCA SAN BENITO, ABAD DE MONTE CASINO (Compuesta por San Antonio María Claret)
Puesto de rodillas delante de una Imagen del Santo, levantarás tu corazón a Dios y con profunda reverencia y humildad le ofrecerás tus pensamientos, palabras, obras y oraciones a su mayor honra y gloria, honra de la Virgen Madre, y reverencia de San Benito; lo cual, hecho, harás la señal de la Cruz, y dirás el acto de contrición.
NOS PONEMOS EN PRESENCIA DE DIOS
Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro.
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Criador, Padre y Redentor mío, por ser Vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa en el alma de haberos ofendido, y de haber correspondido con tanta ingratitud a vuestros beneficios; y así propongo firmemente de nunca más pecar, y de apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, ayudado de vuestra divina gracia. Amén.
(Recuerden la aclaración de que dimos en la introducción sobre las consideraciones piadosas)
A continuación, rezarás cinco Padre nuestros y cinco Ave Marías, con otros tantos Gloria Patri, en reverencia de las cinco llagas de Jesús, y de las cinco gracias que el Cielo le concedió a San Benito:
Tu Orden durará hasta el fin del mundo. Entonces estará firme por la Iglesia romana y confortará a muchos en la fe. Ninguno en tu Orden morirá, sino en estado de gracia: y si viviere mal, y no se enmendare, o será confundido y arrojado, o él se saldrá de la Orden. A cualquiera que persiga tu religión, se le abreviará la vida o morirá desgraciadamente, si no se enmienda. Todos los que amaren tu religión, tendrán buena muerte.
ORACIÓN INICIAL (adaptada de la oración compuesta por San Plácido, discípulo de San Benito)
Señor Jesucristo, que a mi maestro San Benito diste poder de alcanzar con tu Majestad lo que él quisiese: Te suplico que por su santa intercesión merezca yo conseguir mi salvación, y lo que pido y deseo en esta Novena, si me conviene, y juntamente el que todos alaben tu santo Nombre. Amén.
DÍA NOVENO – 10 DE JULIO
ORACIÓN A LOS SANTOS ANACORETAS
Dios y Señor de los Anacoretas, en quienes resplandeció lo más austero de la mortificación y penitencia, y lo más rígido de la soledad y retiro; como se vio en San Pablo, San Antonio y San Hilarión, príncipes de los desiertos y asombros de penitencia; te ofrezco los merecimientos de estos santos, y los de tu siervo San Benito, a quien diste tanto amor al retiro del desierto y a lo áspero de la penitencia, que siendo de 14 años, aborreciendo la casa de sus padres, siendo tan noble, opulenta y rica, la trocó por lo tosco de un sayal, por el rigor de la mortificación, y por lo solitario de los montes; retirándose al desierto de Subiaco, para lograr mejor tus cariños en lo más escondido de su corazón: te suplico, Señor, que por su soledad y penitencia, me concedas una verdadera mortificación de potencias y sentidos; para que desde hoy mi corazón no apetezca ni busque más riqueza ni consuelo que a Ti, que eres todo mi bien, toda mi esperanza y posesión. Así lo confío alcanzar de tu misericordia, y juntamente la gracia que te pido en esta Novena, si me conviene; y con ella cuanto sea de tu agrado, y la felicidad eterna. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.
Después de esta oración dirán tres Padre nuestros, tres Ave Marías, y un Gloria Patri, en reverencia del singular favor que le hizo Dios a San Benito, de que muriese orando. Y para que se vea cuán del gusto del Santo es esta devoción, no puedo dejar de decir lo que dice Santa Gertrudis en el libro 4 de sus revelaciones, cap. 11, y es, que se le apareció San Benito en el día de su felicísimo tránsito, vestido de rosas y flores, y le dijo estas palabras: «Cualquiera, que acordándose de mí, y de mi dichoso tránsito, me diere el parabién de los favores que la Majestad de Dios me hizo en que expirase orando, y de la singular gloria que por eso gozo en el Cielo, le asistiré como fiel singular patrón en la hora de su muerte, y me pondré como escudo fuerte y torre de defensa, al lado donde viere que el infernal enemigo asesta más sus tiros, y le llevaré conmigo a gozar los bienes eternos».
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Glorioso Padre y Patriarca San Benito, pues fuiste tan amado de Dios y de los hombres, siendo el más verdadero imitador de mi Señor Jesucristo, y el más fino devoto de su santísima Madre María: Te suplico, amantísimo padre mío, por aquel gran favor y misericordia que te concedió el Cielo, disponiendo que mueras en pie y orando, me alcances el perdón de mis culpas, y verdadero arrepentimiento de todas ellas; aborrecimiento a los vicios, amor a las virtudes, con una firme perseverancia en ellas, que me defiendas del demonio y que no atienda a sus engaños; y asimismo te suplico, protector mío amantísimo, me alcances de la bondad infinita de mi Dios un ardentísimo amor suyo; para que olvidando las cosas de este mundo, persevere siempre en su amistad y gracia, y consiga de su misericordia una santa y dichosa muerte, y lo que pido en esta Novena, si ha de ser para mayor gloria de Dios y salvación de mi alma. Amén.
Dicha esta oración, harán una breve pausa, y en ella levantarán su corazón a Dios, y con aquellos afectos que le diere a cada uno su devoción, le pedirá por los méritos de San Benito, lo que desea alcanzar en la novena.
ORACIÓN A SAN BENITO ABAD PARA TODOS LOS DÍAS (Compuesta por el Papa Esteban III).
Dios te salve, discípulo de Cristo. Dios te salve, predicador de la verdad y doctor de las gentes. Dios te salve, predicador universal. Dios te salve, abad de abades. Dios te salve, pastor y mayoral del rebaño de la Iglesia. Dios te salve, columna de la fe. Tuyo soy yo, tuya es la iglesia lateranense, donde te criaste, y tuyo es finalmente el monasterio de Casino, donde habitas con tu corazón y las reliquias de tu cuerpo. No permitas que yo sea excluido de tu patrocinio: ampara la Sede apostólica: defiende de sus enemigos visibles e invisibles a esta monarquía de España y a todos tus devotos, que a tus pies están postrados con el alma y con el cuerpo, y pide por todos a Dios, para que nos gocemos de tu protección en esta vida y en la otra. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.
Ver GOZOS A SAN BENITO Y ANTÍFONAS (con sus oraciones propias).
HIMNO «Láudibus cives resónent canóris», DE LAS PRIMERAS VÍSPERAS DE SAN BENITO (Compuesto por Pedro de Montboissier el Venerable, abad de Cluny)
Resuenen con sonoras alabanzas
Y cántense los himnos en los templos
En este día en que Benito sube
Al alcázar altísimo del cielo.
En la flor de sus años infantiles,
Cuando moraba en el paterno techo,
Pasaba puros sus hermosos días
De solitaria cueva en el silencio.
Entre malezas y ásperos abrojos
Venció al orgullo de la carne fiero,
Y de perfecta retirada vida
Escribió los insignes documentos.
Del torpe Clario el ídolo y el bosque
A Venus dedicado destruyendo,
Levanta en su lugar al gran Bautista
En aquel monte consagrado un templo.
Y morador feliz del alto Olimpo,
Y entre coros seráficos ardiendo,
Triunfa y alienta de sus caros hijos
El dócil corazón en este suelo.
Al Padre sea honor, y honor y gloria
Sea también al sempiterno Verbo,
Y al que de ambos procede Santo Espíritu,
Dios uno, sea honor en todo tiempo. Amén.
SALUDO FINAL EN HONOR A LA SANTÍSIMA TRINIDAD (como en todas nuestras oraciones)
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
¡VIVA LA VIRGEN MARÍA! ¡VIVA!







