¡Feliz Solemnidad de la Anunciación! ¡Felices 40 años!

¡Feliz 40° aniversario, amada Congregación!

«Ésta ha sido la obra del Señor, una maravilla a nuestros ojos»

Sal 118,23

“El Verbo Encarnado es todo… y por eso mismo no puede dejar de serlo todo también para cada miembro de la Congregación”[1], decía nuestro Fundador.

Hoy, día en que junto a toda la Iglesia celebramos la Solemnidad de la Encarnación, es decir, aquel glorioso instante en el que la “Santísima Virgen María dio el sí para que de su carne y sangre el Verbo se hiciera carne”[2] celebramos también el feliz cuadragésimo aniversario de fundación del Instituto del Verbo Encarnado.

Instituto que, a pesar de sus humildes comienzos –“como una gota de agua en el océano”[3] − y aun en medio de “las persecuciones de los hombres y los consuelos de Dios”[4], se ha transformado en un abundante manantial de gracia dentro de la Iglesia. Al punto que con el salmista podemos decir: Ésta ha sido la obra del Señor, una maravilla a nuestros ojos[5]. Y por eso prorrumpen nuestras almas en acción de gracias al Verbo Encarnado por las innumerables bendiciones que ha derramado en su Instituto a lo largo de estos cuarenta años.

¡Bendito sea el Verbo Encarnado!, por las obras de bien que realiza el Instituto en tan diversos lares de este mundo. Prueba de ello es el hecho de que, por gracia de Dios, luego de 40 años de no pocos avatares, el Instituto se halla en 46 países y 105 jurisdicciones eclesiásticas. Y eso es gracias a que valerosos misioneros del Verbo Encarnado, pero, a la vez, humildes y dóciles a la Iglesia, han dedicado todas sus energías a la nueva evangelización superando fronteras humanas y geográficas.

¡Bendito sea el Verbo Encarnado!, porque, aunque muchas veces “las olas sacuden la barca”[6], los miembros del Instituto siguen confiando y esperando en Dios, como Abraham, contra toda esperanza de que Dios −Señor de la historia− seguirá bendiciendo su obra a pesar de los obstáculos que nunca faltan.

¡Bendito sea el Verbo Encarnado!, por la riqueza y la actualidad del carisma del que nos ha hecho herederos y depositarios a través del P. Carlos Buela. Pues no cabe duda de que este aniversario es, al mismo tiempo, ocasión para dar gracias a Dios, rico en misericordia, por el don de la entrega total e incondicional de nuestro Fundador a la evangelización y por la abundante cosecha espiritual que se han seguido de su fidelidad a la gracia fundacional.

¡Bendito sea el Verbo Encarnado!, que se ha complacido en llamarnos y en seguir llamando a tantas vocaciones en formación de tan diversos países, simplemente para “imitar al Verbo Encarnado casto, pobre, obediente e hijo de María”[7], “a fin de enseñorear para Jesucristo todo lo auténticamente humano, aun en las situaciones más difíciles y en las condiciones más adversas”[8].

Por todo esto, y por los invalorables dones que quedan sin decir con los que el Verbo Encarnado nos ha enriquecido desde el comienzo de la historia del Instituto, suban nuestra alabanza y rendida gratitud a ese Dios que tanto amó al mundo que nos dio a su Hijo unigénito[9].

Hoy, entonces, delante de la sagrada imagen de la amadísima Virgen de Luján, Reina y Madre del Instituto del Verbo Encarnado, que en los cinco continentes alegra y embellece nuestras misiones, renovamos nuestra profesión solemne de votos para implorarte una vez más la gracia de la fidelidad a la propia vocación, al carisma del Instituto tal como nos ha sido legado, lo cual es, en definitiva, pedirle la gracia de la fidelidad a Dios. A Ella le encomendamos el presente y el futuro de todo el Instituto.

Sepamos corresponder con renovada adhesión a la magnífica herencia que nos ha sido dada en el patrimonio del Instituto, profundizando en el carisma originario y viviendo con radicalidad la vocación a la que hemos sido llamados. Es nuestro deseo sincero, que hoy y siempre, el Verbo Encarnado siga siendo Todo, para todos y cada uno de los miembros del Instituto.

Asimismo, vaya nuestro saludo fraternal y más profundo agradecimiento a las hermanas del Instituto de las Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará como así también a la multitud de laicos de la Tercera Orden y amigos del Instituto sin cuyo apoyo y entrega nuestra misión se vería grandemente limitada.

“Que la Santísima Virgen nos ayude a todos a alcanzar al Padre por el Hijo en el Espíritu Santo. Dios solo (Dt 32,39)”[10].


¡Muy feliz día de la Encarnación del Señor para todos!
¡Muy feliz aniversario!

Instituto del Verbo Encarnado
8 de abril de 2024


[1] Carlos Buela, IVE, El Señor es mi Pastor. Memoria y Profecía, Parte 3, cap. 25, pp. 353-354.

[2] Cf. Constituciones, 12.
[3] Carlos Buela, IVE, El Señor es mi Pastor. Memoria y Profecía, Parte 3, cap. 25, p. 358.
[4] Lumen Gentium, 8; op. cit. San Agustín, De civitate Dei, XVIII, 51, 2; PL 41, 614.
[5] Sal 118,23.
[6] Directorio de Espiritualidad, 216.
[7] Directorio de Vida Consagrada, 325. Cf. Palabras del P. Carlos Buela al V Capítulo general; cf. Notas del V Capítulo general, 24; Actas del V Capítulo general, núm. 6 (12/7/2007).
[8] Constituciones, 30.
[9] Cf. Jn 3,16.
[10] Constituciones, 380.

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